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La España viva. La España común.
Conferencia de Pasqual Maragall (Club de Opinión 2000. Encuentros en Granada)
(19-6-2002)
LA ESPAÑA VIVA. LA ESPAÑA COMÚN
19 de junio de 2002
Me he impuesto como una de mis principales obligaciones políticas explicar mi
visión de una España viva y plural y suscitar el diálogo sereno, positivo y amable en
torno a cómo caminamos hacia a ella.
Este es el motivo de mi presencia hoy en Granada ante ustedes y por ello quiero
agradecer especialmente a … la ocasión de este encuentro
En anteriores ocasiones con parecido motivo he visitado otras tierras de España:
Murcia, Madrid, Magaz de Pisuerga …
El compromiso de Cataluña con España
Es, pues, una iniciativa de diálogo, un nuevo puente de diálogo que se tiende desde
Cataluña, en un momento en que otros están consagrados a la tarea de demolición
del diálogo fundacional de nuestra democracia.
Por ello quiero dejar bien sentada una afirmación para que entiendan cual es mi
punto de partida, cual es el punto de partida de los socialistas catalanes.
Nosotros representamos la reafirmación del compromiso de la Cataluña progresista
-del catalanismo progresista- con la España plural. No representamos la Cataluña
que quiere vivir del problema de su relación con España. Somos la Cataluña que
quiere resolver el problema.
Ésta es una convicción que quiero expresar en todas las circunstancias y
situaciones. Y muy especialmente cuando aparecen actitudes –y algo más que
actitudes- tendentes a disminuir y condicionar la libre expresión de ideas que se
aparten de una pretendida visión obligatoria de España.
Reconozco que esta actitud provoca rechazos e incomprensiones en sectores del
nacionalismo catalán que consideran que mi interés por España supone desinterés
por Cataluña.
También provoca escepticismo entre gentes amigas, como el que expresaba Xavier
Rubert de Ventós en un reciente artículo publicado en El País, y en el que decía no
compartir mi fe en la España plural, aunque siga compartiendo mi esperanza.
Y, como es obvio, también desde el nacionalismo español percibo el rechazo
amargo y el desdén de a quienes no les cabe en la cabeza otra manera de entender
España que la suya.
Creo que ambos nacionalismos –el nacionalismo español y el nacionalismo catalán
(y también el nacionalismo vasco)- están equivocados en su concepción nacionalestatista del mundo y que con su actitud de ensimismamiento están
comprometiendo el futuro de España.
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�Ante este peligro hay que reaccionar. Sobre todo hay que reaccionar ante el peligro
de la indiferencia, del hastío, de la antipatía, de la desconfianza.
Como ha explicado muy bien el escritor catalán Antoni Puigverd en un artículo
publicado por la Revista de Occidente:
“Dos líneas paralelas se han dibujado a lo largo de estos 25 años. De seguir así
nunca van encontrarse. Cuanto más avanzan, menos coinciden. Y sin embargo
tampoco pueden distanciarse: ni el nacionalismo catalán está en condiciones de
impulsar una decidida vía independentista; ni el españolismo ceñudo, militante (o
vergonzante) está en condiciones de impulsar una energía de fusión.
Son dos visiones, dos lógicas, dos inercias políticas e ideológicas condenadas al
empate de la mutua antipatía”
Mi propuesta es una llamada a recuperar el clima moral, intelectual y político que
haga posible pensar otra vez España con la generosidad que la pensaron hace 25
años los artífices de la Constitución del 78.
No sé si desde fuera de Cataluña se tiene plena conciencia de la existencia –y de
las consecuencias futuras- de otras actitudes catalanas que no apuestan por este
compromiso con España.
De un lado, se prodiga una actitud de desconfianza cínica que aboga por una
relación de interés entre Cataluña y España, en la que mandan las coyunturas y
sobre la que es muy difícil construir un futuro común.
Ésta ha sido y es la actitud de Jordi Pujol y de Convergència i Unió durante sus
veinte años de gobierno.
De otro lado, se manifiesta una actitud de desesperanza, que está llegando a la
conclusión de que Cataluña no puede esperar nada bueno de España y que
considera que no es posible tender puentes si en una de las orillas no hay nadie
dispuesto a avanzar el trecho que le corresponde.
Es la actitud que subyace en la propuesta independentista.
Para ilustrar lo que quiero decirles voy a leerles un párrafo de un artículo reciente
del profesor Antoni Castells (uno de nuestros más conspicuos federalistas), en el
que dice:
“El catalanismo ha de jugar una vez más la carta de la implicación en la política
española.
De formular propuestas pensando no sólo en Cataluña, sino en el conjunto del
Estado. Debe hacerlo por sentido de la responsabilidad, por solidaridad con los
demás pueblos de España, y también por interés propio.
El catalanismo tiene que ser generoso. Cuando lo ha sido, se ha ganado el respeto
y la admiración del resto de España y ha gozado de gran autoridad política. Ésta es,
pues, la vía a seguir.
Pero el catalanismo necesita saber que sus planteamientos básicos son
comprendidos y compartidos también fuera de Cataluña.
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�Y en este punto, no todos los interlocutores son iguales. No lo han sido en el
pasado ni lo son ahora.
Por esto, ante el proyecto nacionalista de la derecha española, se han de erigir
unas fuerzas políticas de signo progresista que respondan a la generosidad con
generosidad, a la implicación de Cataluña en España con el compromiso activo de
España en las aspiraciones al autogobierno del pueblo de Cataluña, y con el respeto
a su identidad, a su lengua y a su cultura”
La grave responsabilidad del PP
Pero antes de pasar a exponer las líneas maestras de mi propuesta catalana para
España, quiero denunciar la grave responsabilidad en la que está incurriendo el
Partido Popular con su resurrección del nacionalismo español de viejo cuño.
No es bueno ni para Cataluña ni para España el talante arrogante y retador con el
que hace política el PP.
No es bueno para España el desprecio institucional con el que el PP trata a los
partidos políticos de la oposición, a los presidentes autonómicos socialistas, a los
países vecinos con los que tenemos contenciosos abiertos y, ahora, a la Iglesia que
se ha atrevido a discrepar de la verdad oficial y a los sindicatos que se han atrevido
a reaccionar contra una política de desigualdad social.
No es buena para España la reducción de la pluralidad informativa a la que ha
llevado la política de comunicación del gobierno del PP.
No son buenas para España las privatizaciones que no redundan en una real
liberalización de los mercados.
No es bueno para España el intervencionismo partidista en el sistema financiero.
No es bueno para España un Plan Hidrológico Nacional que ignora la necesidad de
construir una nueva cultura del agua, ni mucho menos los modos adoptados para
imponerlo.
No es buena para España la privatización de la seguridad de los ciudadanos.
No es buena para España la criminalización sistemática de la discrepancia.
No es buena para España la manera que tiene el PP de abordar los problemas que
bajo la aparente acción decidida sobre los síntomas esconde una ineficacia de
fondo.
No es bueno para España el empeoramiento del clima autonómico que provoca
constantemente el gobierno del PP.
No es buena para España la querencia separadora, la de los separadores oficiales
que sueñan con una España enfrentada y dividida, necesitada de un mando férreo y
uniforme.
No es buena para España la tergiversación del patriotismo constitucional que lleva
al PP a tratar de congelar la Constitución, a riesgo de acabar con su espíritu
fundacional.
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�No es buena para España la impúdica utilización del rechazo ciudadano del terror
como pedestal para acreditar un patriotismo reactivo y así pescar votos lejos del
escenario del drama.
No es bueno para España el empecinamiento del PP en hacer de su política vasca el
factor discriminante de la vida política, social y económica de España, con una
actitud insensata y arrogante de someter a todo el arco político democrático a los
dictados de su visión partidista del drama vasco.
Efectivamente, después de 6 años en el poder, no es bueno para España el balance
de la política del PP en temas fundamentales para el futuro de España:
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Se ha ampliado la fractura humana, social y política en el País Vasco.
- La contradictoria política de inmigración ha conseguido convertir un fenómeno a
gobernar en un problema.
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Una política económica deficiente nos ha llevado a una inflación descontrolada.
- Una política educativa arbitrista y centralista intenta deshacer el camino andado
por la vía de la igualdad de oportunidades y de la descentralización educativa.
- Se ha roto el diálogo y la paz social con la autoritaria decisión de imponer por
decreto ley la reforma del desempleo.
- Se ha yugulado en seco la evolución del Estado de las Autonomías con la
negativa a plantearse la imprecindible reforma del Senado.
La propuesta catalana para España
Nosotros –los socialistas catalanes- creemos que el progreso de Cataluña es el
progreso de España.
Y que el progreso de España es el progreso de Cataluña.
Nosotros somos los que hemos aprendido de la historia que el autogobierno de
Cataluña está indisolublemente ligado a la democracia en España.
Y con la experiencia de la España constitucional y de las autonomías, hemos
aprendido también que el autogobierno diverso de las nacionalidades y regiones de
España es la mejor garantía del autogobierno de Cataluña.
Por eso creo que actos como el de hoy tienen algo de la liturgia necesaria de
renovación de este compromiso recíproco.
Insisto: se trata de un compromiso recíproco, hecho de reconocimiento y de
lealtad.
¿Qué España queremos?
Partimos del principio de que somos distintos y queremos ir juntos. Ésta es la
realidad de España. Ése, y no otro, es el sentimiento de comunidad, la identidad
compartida que nos define. No es “ser una cosa, pero querer otra”. No es “unión,
pero autonomía”. Es “unión-libertad”, como decía Joan Maragall, “unión-diferencia”,
o “unión-autonomía”.
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�Queremos completar el modelo autonómico y queremos facilitar su evolución, por
qué han cambiado muchas cosas.
Nuestro modelo es el federalismo
No es sólo que España sea federal o deba ser federal porque estando compuesta
por pueblos singulares (los pueblos de España de la Constitución) tenga intereses
comunes –siendo los intereses comunes muy importantes- sino que más allá de
esos intereses comunes hay un deseo compartido de ir juntos. Hay un sentimiento
común a unos y otros que se sobrepone a la natural rivalidad y que sólo parece no
existir cuando el deseo y el sentimiento son establecidos por decreto, como
obligación.
La Constitución no es decreto que obliga a acatar, sino pacto que refleja aquel
sentir común. La lealtad es una obligación asumida libremente. De otro modo sería,
o vasallaje de la parte o falta de autoridad del todo. Es obligación de la parte con el
todo y del todo con la parte. Obligación gratuita que los nacionalismos –los de la
parte y los del todo- nunca admiten de buen grado.
Federalismo en cuatro grandes aspectos: Senado. cultura, justicia, financiación
La reforma del Senado, empezando por la activación de la Comisión General de
Autonomías y del preceptivo debate autonómico en sesión plenaria
La apropiación y protección de las lenguas y las señas estatutarias (que son
constitucionales) por parte del Estado, en todas sus instituciones y símbolos, desde
el euro hasta las matrículas, y la lealtad consiguiente de Cataluña y las demás
nacionalidades históricas para con los símbolos de España
La presencia de las autonomías en Europa, de acuerdo con los Tratados, en
aquellas materias en que tienen competencia exclusiva y capacidad legislativa –lo
que obliga a una previa formación de la voluntad estatal en el Senado y una lealtad
horizontal entre las autonomías, pues ni las 17 autonomías españolas ni menos las
300 regiones europeas caben en los Consejos de Ministros de la UniónLa traducción de esos principios políticos en una real franqueza entre españoles de
distintos pueblos (los pueblos de España de los que habla la Constitución)
En este marco, y coherente con él, Cataluña necesita incrementar su autogobierno.
Y también lo necesita Andalucía. Y todas las autonomías que sientan la necesidad y
la obligación de satisfacer nuevas demandas ciudadanas y de afrontar nuevos
problemas y nuevas aspiraciones. Pero, cada una ha de poder hacerlo a su manera,
sin uniformidades impuestas.
Y para conseguir más autogobierno necesitamos un sistema de financiación
diferente.
Y más allá de los aspectos institucionales, tenemos una propuesta de España con
un dibujo diferente:
Que termine con esa visión torpe de la España uniforme, frente a la España
diversa... Por el bien de España. Por el bien de Cataluña. Por el de todos. La
sorpresa que se van a llevar los uniformistas el día que España les diga a golpe de
urna que no es como ellos querrían que fuese, que es libre y diversa, que está
hecha de singularidades potentes y sensatas, capaces de entenderse y de respetar
un proyecto común. Común, no impuesto.
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�Que supere la concepción radial de España y de sus infraestructuras ...
Nos imaginamos una España vertebrada sobre líneas transversales y diagonales
razonables, no una España concebida como una línea de puntos a una cierta
distancia del centro, siendo éste el punto que la une al resto del mundo ...
El mapa hidrológico nacional hay que rehacerlo siguiendo la nueva cultura del agua,
no la antigua …
El mapa del AVE y los aeropuertos es decisivo ...
Es necesario contrastar la tesis de Cascos de que el mercado no da para más, no da
para otro aeropuerto transoceánico que nos sea el de Madrid. Pero nosotros, desde
Cataluña, le decimos que deje decidir al mercado. Que no sea Cascos o AENA, sino
el mercado, quien decida si quiere o no otro aeropuerto transoceánico. ¿No sería
más seguro?
Descentralizar los órganos del Estado, las autoridades reguladores, las instituciones
de investigación...
Equilibrar España con una estructura de concepción multipolar. Creer en nosotros
mismos consiste en hablar de nuestras cosas, de un futuro de España más allá del
estrecho cauce que nos quiere imponer el PP.
A ello nos hemos de aplicar los socialistas de toda España, como hace José Luis
Rodríguez Zapatero,
cuando habla de los trabajadores autónomos,
de los profesionales, de sus dificultades para establecerse,
de las mujeres y los hombres que quieren hijos y trabajo y no pueden con ambas
cosas,
de la educación y el diálogo con los jóvenes como prioridad,
de los barrios de la inmigración y de su seguridad y de la dignidad de las escuelas,
de los ciudadanos que no llegan a desgravar,
de un pacto local que no sea otra ocasión perdida,
de la necesidad de hacer de los impuestos locales sobre la economía un impuesto a
cuenta del que recae sobre la renta de las personas,
y evidentemente, de la Europa próxima y comprensible,
de los ciudadanos españoles de Argentina
y de la necesidad de entenderse con Marruecos.
Del Senado y de la presencia de las comunidades autónomas en la Unión.
Del nuevo federalismo europeo como unión y devolución a un tiempo
Los socialistas catalanes y la mayoría de nuestro pueblo estamos por esta agenda
política.
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�Estamos por compartir lealmente tareas en el puente de mando en el viaje hacia la
España plural y reconciliada consigo misma, la España dispuesta a saberse adulta,
responsable e independiente de todo padrecito que quiera salvarla de peligros que
ya no la acechan.
Convencidos además de que si conseguimos la victoria en Cataluña estará dado el
primer paso para que España tenga un Gobierno que pueda afrontar todas estas
cuestiones. Con cautela y ambición. Sin excusas. Sin perderse de nuevo en una
discusión inacabable sobre el ser de España.
Pasqual Maragall
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04.02. Activitat política
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Recull la documentació generada en relació a Pasqual Maragall en la seva activitat als partits i associacions d'àmbit polític: Front Obrer de Catalunya (FOC), Convergència Socialista de Catalunya (CSC), Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Ciutadans pel Canvi (CpC).
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Sèrie
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La España viva. La España común
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Castellà
Spatial Coverage
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Granada
Abstract
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Conferència de Pasqual Maragall als Encuentros en Granada del Club de Opinión 2000.
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Conferència
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Maragall, Pasqual, 1941-
Subject
The topic of the resource
Espanya
Descentralització administrativa
Federalisme
Cooperativisme
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Territoris
Acció política
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2002-06-19
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